Dulce Infierno
No era la primera vez que me tomaban a la fuerza. Todo comenzó hace algunos años -más de los que quisiera admitir-, tenía catorce, mis padres no se encontraban en casa, debían salir a atender un asunto urgente, cosas de adultos, así que decidieron que ya era suficientemente grande como para quedarme sola en casa. - Debemos salir urgentemente- dijo mi madre-, no olvides que vendrá el plomero a arreglar el tinaco. Así sin más, mis padres partieron y me quedé sola en el sillón esperando mientras disfrutaba la tercera temporada de mi serie de televisión preferida. Comenzaba a dormitar cuando de repente escuché golpes en la puerta: - He venido a arreglar el tinaco- dijo una voz, una voz tan grave y fría que recorrió cada parte de mi hasta la misma médula. Rápidamente salí de mi sosiego y corrí a abrir la puerta y en el umbral de la entrada se encontraba un hombre. Él era bastante alto, y feo, debo decir, tenía tez morena, ojos café oscuro, una horrenda cicatriz en la cej...